La porosidad capilar es otro término que vale la pena conocer. Te dice mucho sobre tu estructura capilar, cómo se comporta mientras le das estilo, cómo cuidarlo y cuáles son algunos problemas comunes.
El pelo no tiene una estructura lisa.
Contrariamente a nuestras creencias, el pelo no es tan suave como una hoja de vidrio. Su capa externa se compone de escamas de cutícula – capa de queratina encallecida. Es claramente visible bajo el microscopio: las escamas parecen azulejos superpuestos. El pelo humano se compone de 7-10 capas de escamas. Las cutículas no siempre se aferran al cabello – pueden levantarse en menor o mayor medida. Los huecos y agujeros en la capa de cutícula definen la condición capilar y su porosidad. Cuanto más levantadas estén las cutículas, mayor es la porosidad, lo que tiene una influencia directa en la apariencia y el estado de tu cabello.
Hay 3 tipos de porosidad:
BAJA POROSIDAD es característica del cabello suave y pesado, difícil de nutrir, fácilmente aplastado con el cuidado capilar inadecuado. No hay circulación sanguínea adecuada en el cuero cabelludo. El cabello y el cuero cabelludo se engrasan. El pelo de baja porosidad carece de volumen y es difícil levantar las raíces.
POROSIDAD MEDIA es característica de cabellos fáciles de estilar, pero se cae debido a los folículos pilosos débiles. El cuero cabelludo puede ser graso mientras que las puntas se vuelven secas y encrespadas. El pelo de porosidad media tiene cutículas ligeramente levantadas. En consecuencia, los nutrientes tienen el camino fácil, pero las toxinas también entran al interior del cabello sin problema. El pelo es propenso a los daños, pierde brillo y elasticidad.
La POROSIDAD ALTA es característica del cabello seco y dañado. Sus cutículas están muy levantadas. El cabello es quebradizo y pierde humedad. Las puntas se abren. Es extremadamente difícil nutrir el pelo de alta porosidad. Los nutrientes no pueden permanecer dentro de la estructura capilar debido a las grandes lagunas en la capa de queratina.
Si deseas que tu cuidado capilar tenga éxito, debes elegir los productos en base a la porosidad de tu cabello. Permite combatir los problemas característicos para un tipo particular de porosidad.
Los aceites están hechos de moléculas que tienen diferentes tamaños, dependiendo de los ácidos grasos dominantes. Las moléculas pueden colarse por las lagunas en la superficie capilar y ofrecer efectos máximos. En otras palabras: los aceites naturales satisfacen las necesidades de tu cabello, aportando cuidado y reparación completos.
El tamaño de las moléculas depende de las proporciones de ácidos grasos en un aceite en particular. Por lo tanto, si conoces tu porosidad capilar, deberías escoger los aceites con un tipo particular de ácidos grasos. La mejor idea es elegir una mezcla ya hecha de aceites naturales que sean adecuados para una estructura de pelo dada.
Teniendo en cuenta el tamaño de las moléculas y el contenido de ácidos grasos, hay tres tipos de aceites. Cada uno es para un tipo particular de porosidad.
1. Aceites y mantecas penetrantes con la mayoría de ácidos grasos saturados. Sus moléculas son pequeñas e idealmente son para cabellos de baja porosidad ya que no cargan las hebras. Aportan suavidad y ligereza.
– A la porosidad baja le gustan los siguientes aceites: coco, babasú, palma, cupuacu, pino, cacao y karité.
2. Aceites semi-penetrantes con la mayoría de los ácidos grasos monoinsaturados omega-7 y omega-9. Sus moléculas medianas son perfectas para el cabello de porosidad media. Aportan brillo, protegen de los daños y el calor, embellecen y previenen la caída capilar y el frizz.
– A la porosidad media le gustan los siguientes aceites: camelia, moringa, buriti, albaricoque, macadamia, argán y almendra.
3. Aceites no penetrantes con la mayoría de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6. Se componen de moléculas grandes – ideal para la estructura capilar de alta porosidad. Tales aceites tienen la capacidad de reparar profundamente, aportar soltura y un nivel adecuado de humedad.
– A la porosidad alta le gustan los siguientes aceites: semilla de uva, aguacate, semilla negra, onagra, girasol.